miércoles, 13 de agosto de 2008

¿Hacia dónde vamos?

No sé si alguien no conocerá la desgraciada noticia del profesor de Universidad que está en coma por defender a una mujer, desconocida para él, que estaba siendo maltratada en la recepción de un hotel por su pareja habitual. Pues bien, después de defenderla y que el energúmeno de su novio, querido, machaca, chulo o similar lo moliese a palos, la "señorita" lo ha justificado y defendido. Aquí hay algo que no funciona y no lo estamos viendo: una persona que es insultada públicamente en un hotel, que es golpeada y arrastrada de los pelos hasta el exterior no puede defender bajo ningún concepto a su agresor. Y si lo hace, hay que estudiar el porqué. Porque está amenazada por este "elemento", porque depende económicamente de él, porque está subyugada psicologicamente por él o porque es tonta directamente (por no decir subnormal que ya no es politicamente correcto). Ahí sí que está el problema que hay que arreglar, así como el de la ayuda fraterna entre personas normales. ¿Cuántos de nosotros no hemos sido testigos de situaciones similares (aunque menos excesivas) y hemos vuelto la cabeza hacia otro lado por miedo o indiferencia?, ¿no hemos pensado que, a lo peor, en un momento del futuro nos podemos encontrar en una situación similar como parte más débil?, ¿por qué la Ley (no los jueces, la Ley que hacen los políticos) no castiga más severamente estos delitos?. Ahora todos nos rasgamos las vestiduras y le erigiremos una estatua al profesor Neira, pero si la paliza que le dieron no hubiese pasado de eso, sin las consecuencias del derrame cerebral, esta noticia hubiese sido ignorada hasta por los periódicos. Y temo que, como todo en nuestra sociedad hedonista, este sentimiento de repugnancia que algunos palpamos en nuestra piel no sea más que flor de una día arrasada por la grama de la velocidad de nuestro mundo.

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