sábado, 21 de febrero de 2009

La vida es una p... mentira

Nuestra sociedad, en la que yo vivo muy a gusto, es una verdadera mentira. No existe recompensa al esfuerzo, al trabajo, a la lealtad, a la dignidad; tampoco existe verdadera libertad, creemos que la tenemos, pero estamos manipulados totalmente por unos poderes (políticos, medios de comunicación, poderes económicos, sociales o religiosos) que nos hacen creer lo que quieren o nosotros queremos creernos según nuestras afinidades en cualquier ámbito. No existe el análisis crítico y reflexivo, "eso" lo dice "fulanito" y como "fulanito" para nosotros tiene una credibilidad a prueba de bombas, pues es verdad. Además, la memoria, diga lo que diga ZP, ha desaparecido. No nos acordamos de nada de lo que pasó antes que vaya en contra de nuestras ideas actuales. Y desde luego, estamos anestesiados o drogados o como lo queramos llamar. ¡Que no quiero problemas!, si el problema se soluciona con dinero, dinero que doy. Si se soluciona cediendo, yo cedo. Somos la sociedad del hedonismo: que mi hijo no sabe ni leer y menos escribir, total, para lo que le va a servir en el futuro, cuando ya no haya bolígrafos ni papel; que sale con compañías un poco sospechosas, es que eres un retrógado por no decir un antidemócrata o fascista, que no te has enterado que existe libertad para vestir o hacer lo que se quiera. Pero es que mi hijo no es libre, depende de mi hasta que sea mayor de edad y mi deber personal, social y legal es protegerle, cuidarle, enseñarle, vigilarle y quererle.
Me comentaba un amigo y compañero de trabajo (cuidado que lo que viene a continuación es posible que hiera a ciertas personas) que las actuales chicas de 15 ó 16 años estaban "emputecías", que se acostaban con total libertad con varios compañeros y, en la mayoría de ocasiones, sin protección profiláctica. Que las mujeres jóvenes habían descubierto el poder sexual que tenían sobre los imberbes de sus congéneres masculinos y que pensaban que ese poder lo podían extender sobre otros hombres de mayor edad. Ahí está el error de unas niñas con cuerpo de mujeres y mente sin experiencia vital, en pensar que dominarán a los hombres siempre. Si ellas no tienen reproches morales, ¿cuántos más tendrán unos tíos que no estudian aunque vayan al Instituto, que manejan dinero sacado del trapicheo, que son muy guays porque tienen moto o coche o porque tienen piso-picadero?. Pero claro, es que estás por delante de las amigas porque sales o te enrollas con el más tirado de la sociedad, cosa que no descubrirás hasta que no tengas diez años más o te la líe de cualquier manera y hasta niveles insospechados. Y yo, padre, ¿cómo voy a decirle a mi hija que no salga con menganita o zutanito, o que vuelva a determinada hora, o que estudie, o que trabaje, o que tenga cuidado con las relaciones sexuales, o cómo voy a seguirla o a preocuparme de ver con quien sale, si eso va en contra de su libertad?. Claro, cuando pasa la desgracia, a pedir pena de muerte o cadena perpetua. Que sí, que se pudran en la cárcel y no seré yo quien rechace un debate sobre la ampliación de penas (¿por qué no es democrático quitar la vida a los elementos perdjudiciales de la sociedad?, ¿por qué lo dijo Dios?, ¿y si yo no creo en Dios, donde está escrito eso?), pero un debate normal y no manipulado por la culpa, el ansia de venganza o los remordimientos. ¿O es que acaso los padres de Marta del Castillo reconocieron a su hija en la famosa foto enseñada hasta la saciedad en todos los noticiarios de este país?, ¿cómo iba a ser su hija esa que estaba en esa pose con su supuesto asesino? (supuesto, no presunto, los acusados son siempre supuestos culpables y presuntos inocentes, a ver si los periodistas aprenden de una vez, que hay que leer más). Las desgracias pasan, es ley de vida, pero tenemos bastantes elementos a nuestro alcance para evitarlas muchas veces. Si la comodidad, el miedo o la ignorancia nos lo impiden, la culpa no es solo achacable a los "malos"; los malos siempre estarán ahí y nuestra obligación como sociedad será minimizarlos directa o indirectamente.

Nota: no debatir en caliente, no significa no debatir y olvidarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena entrada, muchos temas para analizar. Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, sobre todo con el título y por cierto... Felicidades.

Javi