¿Fideua o fideguá?

Me da igual, la verdad, aunque es más del pueblo lo de fideguá. Por cierto, exquisita, como casi todo lo que toca con sus manos culinarias (en el sentido estricto de la palabra) el amigo Vítor. Y las chuletillas tampoco estaban malas, pero la prueba de fuego eran los fideos esos. Jornada completa para repetir muchas más veces y con más gente que se apunte: madrugando a las 9:30 que así cunde más el día, almorzando gachas en el Asador de Jose (sin tilde), comprando los aderezos en el Eroski mientras "Arzak" Pichele y su pinche de lujo "Adriá" Albert preparaban los manjares, metiendonos en el papel de cocineros entre bote y bote de Mahou, perdiendo y ganando al póker posterior con nuestras fichas nuevas y nuestras copas de siempre, y volviendo a perder (algunos) en el "hijoputa", juego cabrón donde los haya, cenando las chuletas y discutiendo en la eterna guerra de sexos, con tiempo para oir empatar al Madrí y ganar a los polaquitos (sólo me alegro por mis amigos catalinos), ver beberse a David 2 litros de agua de una sentada y tomarnos la última en la, cada vez más apañada, casa de Sergio y Almu. Final de la historia, 00:30 horas, un triunfo y una inversión. Dejo las afotos, aunque las chicas no salen. Lo siento y lo apunto para la próxima.