domingo, 13 de enero de 2008

Harry Potter (saga) y Adiós, pequeña, adiós

Por fin he terminado de verme las cinco entregas de la saga de Harry Potter, que a la sazón son:

H.P. y la piedra filosofal
H.P. y la cámara secreta
H.P. y el prisionero de Azkaban
H.P. y el cáliz de fuego
H.P. y la orden del fénix

Los libros no me los he leído, pero según tengo entendido son verdaderos tochos de páginas, por lo que el proceso de recensión de los mismos ha debido ser generoso. No obstante, todas las películas superan con holgura las dos horas de duración, entiendo que porque es imposible contar las historias en menos tiempo, y aún así, hay que estar muy atento a la trama, si no queremos perdernos algún detalle importante que nos impida entender la película por completo. Lo cierto es que las diferentes historias, que se refieren a diferentes años de aprendizaje de los protagonistas en la escuela de magia Hogwarts, me recuerdan mucho a los libros de Agatha Christie, que leí en mi juventud, en su forma de ir reuniendo las diferentes piezas y darte la explicación final. La producción es muy solvente y eso se manifiesta en los efectos especiales, y en cuanto a las interpretaciones se nota que los chicos han ido aprendiendo con el paso de los años y de las películas (a mejor). Conforme vamos caminando en el tiempo, las historias se van haciendo más oscuras y adultas (lógico, debido al crecimiento de sus protagonistas y del público objetivo al que van dirigidas) y lo que han perdido de frescura lo han suplido con temas más acordes con su público objetivo por edad. No van a pasar a la historia del Séptimo Arte en primera posición, pero entretendrán bastante a los que les guste el cine de magia, fantasía y suspense. El detalle que más me ha gustado de las historias (y que las películas no desarrollan en su totalidad siempre) es la inclusión de temas accesorios como la prensa rosa, el racismo o la educación pública entre otros, en los que la escritora J.K. Rowling manifiesta claramente su opinión.

Nota:


Adiós, pequeña, adiós

Película escrita, producida y dirigida por Ben Affleck, que si continúa así, tiene mejor futuro como director que como actor (creo que es socio honorario del club de actores con cara de cemento). Ahora que, desgraciadamente, tenemos tan presente los casos de desaparición de niños, la película nos presenta un caso casi calcado de la realidad. Está basada en una novela del mismo autor de Mystic River de Clint Eastwood, y se nota, sobre todo en sus connotaciones sociales. Como siempre las interpretaciones son muy creíbles, el contar con dos pesos pesados como Morgan Freeman y Ed Harris ayuda lo suyo, pero los nuevos tampoco son mancos. Ya sé que los pérfidos americanos siempre van en busca del dinero, pero no dejo de preguntarme: ¿por qué a nadie en España, pasando lo que ha pasado en los últimos años respecto a este tema, se le ha ocurrido hacer una película similar?, que es lo que, se supone, nos gusta por estos barrios (en función de la cantidad de productos tan sociales que nuestra industria produce). Ahhh, es que entretener y tener carga social no pueden ir juntos, que para aleccionar hay que aburrir. Será eso.

Nota:

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