martes, 22 de enero de 2008

La sanidad española

En la cena del pasado sábado, salió a debate un tema muy interesante: la sanidad en España. Teniendo una fuente de información tan cercana y fiable como nuestro amigo Fernando, descubrí que el problema mayor de la sanidad en España es la falta de médicos, problema que en el caso de las ciudades pequeñas y medianas que no son capitales se agudiza. Según F. esto se debe a que a los médicos no se les paga lo suficiente y al haber déficit de doctores, se produce una competición entre las Comunidades Autónomas y, dentro de ellas, entre los hospitales por captar a los facultativos. Evidentemente, las poblaciones con hospitales locales tienen que competir vía sueldo, ya que cualquier hospital de categoría superior supone un mayor atractivo para el médico desde el punto de vista formativo y de desarrollo personal. Así nos encontramos con hospitales nuevos, con todos los adelantos técnicos, pero sin personal sanitario que los habite y también con un número cada vez mayor de especialistas extranjeros que vienen a ocupar esas plazas no deseadas por los españoles. Creo que tenemos un buen ejemplo en nuestro querido terruño. El tema de los médicos extranjeros no lo veo mal, pero hay que exigir a las autoridades competentes que su nivel de formación sea el adecuado y comparativo al de los españoles. Claro, el político de turno, para callar la boca a los ciudadanos, promete y construye el hospital (lo cual es un gasto elevado, pero puntual en el tiempo), pero no contrata personal suficiente o no ofrece condiciones atractivas (estos son gastos corrientes que se realizan durante toda la vida del hospital), con lo cual, el hospital pasa a la categoría de casa abandonada o bonito cadaver. Según F., la falta de médicos españoles se debe principalmente a una restricción o a una no ampliación de las plazas universitarias de medicina, porque, lo que es vocación, parece ser que sigue habiendo bastante en España, con lo que ya tenemos una dirección en la cual actuar: mayor facilidad de acceso de la carrera de medicina ampliando el número de plazas existentes. Sin embargo, esta solución es a medio y largo plazo, ya que la formación no es algo que se consiga de la noche a la mañana.
Además, en España tenemos un sistema sanitario universal, esto es, se atiende a todo el mundo sea nacional o extranjero, cotice o no. Es magnífico, pero caro. Partiendo del hecho de que no podemos renunciar a este sistema, ni creo justo que los extranjeros de países pobres no tengan derecho a una sanidad mejor que la de sus países de origen, hay que encontrar soluciones pragmáticas y con visos de realidad. Así, existe un acuerdo de la UE, según el cual cada país atiende a cualquier europeo y asume los gastos que esto le supone sin repercutirlos al país de origen del paciente. El problema es que, en España, vive un número importante de jubilados europeos, que reciben atención sanitaria y que no cotizan aquí, sino que son pensionistas. Últimamente, se está oyendo el tema siguiente también: turistas extranjeros que vienen a España a operarse por la calidad de nuestra sanidad pública. Estas dos circunstancias suponen unos gastos muy altos que estamos soportando nosotros. Es urgente, por tanto, que se implante un sistema de compensación entre los diferentes miembros de la UE por asistencia sanitaria, y no creo que actualmente eso sea difícil.
Por último, no veo porqué no se implanta el copago de la consulta médica. Actualmente, esto está enmascarado en el llamado céntimo sanitario (% del precio de los carburantes que las C.A. pueden aumentar para su destino a la sanidad), cuestión injusta donde las haya. ¿Por qué cuando yo me voy de viaje, le tengo que pagar las medicinas a otro? ¿o al revés?. Es mucho más justo que cada consulta médica o asistencia de urgencias tenga un precio mínimo (1 € ó 2, no lo sé). Mataríamos dos pájaros de un tiro: los médicos tendrían menos trabajo debido al efecto disuasorio en bastantes pacientes que van al médico por las causas más peregrinas y habría una recaudación relacionada directamente con la sanidad que se podría destinar a mejorar el servicio por cualquier vía. Pensemos que si un médico de familia atiende diariamente a veinte pacientes, con este sistema, seguramente entre un 15% y un 25% de esos pacientes no asistiría porque no le hace falta y el médico tendría el mismo tiempo para atender a menos pacientes, con lo que la calidad de su servicio sería mayor. Y que nadie diga que eso no es así, porque los domingos por la tarde, las salas de urgencias de los hospitales están vacías con el fútbol (y he sido testigo de ello recientemente); ¿es que nadie está malo a esas horas? ¿y antes sí?.
Resumiendo, las vías de actuación son claras (sin perjuicio de que existan otras distintas o mejores):
-mayor oferta de plazas universitarias para médicos
-establecimiento de un sistema compensatorio entre los paises de la UE
-copago mínimo de las consultas (con la consiguiente eliminación del céntimo sanitario).

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